REINALDO GÓMEZ VERDÚN.-

Nació en el barrio Santo Domingo de Asunción y se fue a los Estados Unidos, con el trío Los Paranás. Allá, se convirtió en un artista mimado del público norteamericano.  

Confiesa que con el grupo decidieron por un sueño y no le tuvieron miedo al fracaso.

Hace más de 42 años Reinaldo Gómez hacia vibrar al público norteamericano con el grupo Los Paranás. Junto con sus demás compañeros, Nino Palacios y Aníbal Núñez, fueron los primeros sudamericanos artistas en cantar en Las Vegas. "Un sueño de mucho tiempo", admite con una amplia sonrisa. De aquel tiempo tiene nostálgicos recuerdos. "Éramos unos jovencitos, unos niños siguiéndose uno detrás de otro, que buscaban concretar el anhelo de triunfar en un mercado nuevo para los paraguayos. Europa ya era una oportunidad accesible, por aquel entonces, pero Estados Unidos no, así que optamos por este destino para poner a prueba nuestro talento y ganas de superación".  Allá fueron. Sin saber una pizca de inglés pero con la voluntad de sobresalir, prepararon sus maletas y emigraron. "Los primeros seis meses prácticamente estuvimos aislados", revela. "Lo más difícil era la comunicación con los empresarios o managers. Trasladarnos de un lugar a otro  no representaba mayor problema, pero a la hora de negociar, se nos complicaba un poco la cosa", recuerda riendo. "Además no había televisión ni radio en español. Hoy todo es diferente, hay medios de comunicación, comunidades de habla hispana que te ayudan, te encaminan; ahora los norteamericanos son extraños en su tierra con la cantidad de latinos que viven por allá, pero hace cuarenta años el panorama era otro". Esa necesidad los llevó a preocuparse y ocuparse por hablar fluidamente. En poco tiempo ya se sintieron unos verdaderos "yanquis". Hacían dos shows; uno de música folclórica y otro, con canciones internacionales. Vestían de ao poi con coloridos bordados, bien llamativos. La buena suerte les sonrió, aunque no por mucho tiempo.  Necesitaban la visa H1 para artistas profesionales con excepcionales aptitudes. Era muy difícil obtenerla, porque sólo se les concedía a los artistas norteamericanos. Pero el abogado del grupo, al escucharlos, tuvo el tino de proponer y presentar como prueba algo diferente: el idioma guaraní. "Es un idioma que nunca se escuchó por acá y suena hermoso", fue uno de los argumentos esgrimidos por el profesional. "Nadie entendía ni sabía de qué se trataba; era una aptitud excepcional y de un grupo profesional, así que conseguimos la visa, gracias a nuestro dulce idioma guaraní". Llovieron los contratos. "Teníamos programadas actuaciones por tres y cuatro años, con firma de por medio. Fue una época mágica, dorada". Eran entrevistados en la televisión, estuvieron en México en el show; con Raúl Velazco en Siempre en domingo. Ocupaban los diarios. Recibieron premios. Participaron del Primer Festival Folklórico en Nueva York, en el Teatro Town Hall junto a Los Compadres. Fueron artistas exclusivos de Odeón y otros sellos. El primer éxito editado en un disco fue Sirena del Paraná. Se sumaron Aquel beso, Danza paraguaya, El Rosario de mi madre, Pájaro campana, Mburicaó.

"Gracias a nuestro dulce idioma guaraní, obtuvimos la visa de trabajo."

Acumularon 22 long plays en sus largas trayectorias. Para sus shows, recurrían a diferentes instrumentos musicales de varias partes del mundo y a "arreglos" vocales, aunque para Reinaldo la voz es el instrumento más hermoso. Llegó a componer junto con Neneco Norton. También se codearon con artistas como Tony Curtis, Bob Hope, Tijuana Brass, Herb Albert y Triny López. Sólo por nombrar algunos. Pero nunca la soberbia superó a la humildad. Echó raíces en Texas. Se casó con una norteamericana y tuvo un hijo: Anthony. La vida agitada de un artista lo llevó al divorcio. "Nos ausentábamos por meses, y eso, lógicamente, desgasta la pareja". Recompuso su vida y hoy está felizmente casado con Gina Gómez Verdún. Es abuelo de "Chico" y Ryan. "Estoy feliz", expresa con una amplia sonrisa que lo dice todo. En Texas se dedica a la horticultura. "Me gustan las plantas, hago decoraciones en empresas, hoteles y oficinas. Mi señora se dedica a bienes raíces (inmobiliaria). Llevo una vida tranquila, ya no subo y bajo de un avión, disfruto de mi hogar junto con mi mujer. Voy con frecuencia a Dallas donde viven mi hijo y nietos". Si bien está disfrutando de la calma de su hogar y cosechando lo que sembró, reconoce que la separación del grupo en el 90 lo afectó. "Fueron muchos sentimientos encontrados. Hasta diría que fue dramático. Imagínate que fuimos como una familia, todo el tiempo juntos, compartiendo alegrías, tristezas, éxitos, fama, fechas importantes, desde nuestra juventud... Sería bonito juntar a Los Paranás nuevamente". Quién sabe. No todo está dicho. Quien tiene alma de cantante o "música en la venas" siempre deja un espacio para "remover" emociones o continuar con aquello que lo hace feliz. Reinaldo Gómez sigue demostrando su cualidad vocal, como solista, acompañado de un grupo de mariachis, fusionando música paraguaya con la mexicana.

"No sé qué hubiera sido de mi vida sin la música."

"Al principio hubo controversias. Los tradicionalistas cuestionaron, mientras que los vanguardistas aprobaron y la calificaron como una innovación", cuenta. El, cantando y emocionando. Es lo que sabe y lo que le gusta hacer. ¡Qué mejor dicha!

Primeros pasos

Reinaldo, jamás imaginó que llegaría tan lejos. "Sin saber, nací con la música en las venas. Sin ella no sé qué hubiera sido mi vida". De niño participaba del programa musical  "Rumor de selva".  Ya "siendo un muchacho", actuaba en las veladas, en las escuelas. Pero él atribuye su primera formación al certamen de barrio que se llamaba "Buscando voces nuevas", organizado por radio Guaraní y radio Comuneros. En ese afianzamiento recuerda con especial gratitud al arpista Alejandro Villamayor. Antes de emigrar a los Estados Unidos, estuvo por el Brasil, donde junto con Luis Bordón grabaron música de películas. Uruguay y Argentina fueron otros puntos a los que llegaron con su arte, gracias a María Teresa Márquez. "Desde que salí de Paraguay sentí añoranza, hasta este segundo de mi vida. Siento un inmenso cariño por mi país, mi familia, mis amigos, colegas y por la música paraguaya. El sueño de volver nunca acaba".

Fuente:   ABC DIGITAL - Paraguay

Nota:  30 de Agosto de 2009